De pronto se suspende la realidad tal como la conocíamos y aparece otra, inédita.
Se postergan las salidas, y lo cotidiano se ve coartado. La ciencia, por su parte, no
puede aún dar respuesta cierta sobre un virus que circula y amenaza. Un real irrumpe, se nos impone un aislamiento físico y la incertidumbre se hace presente.
En un intento de ubicar a la escuela y al trabajo en otro espacio, se despliegan plataformas, dispositivos, herramientas que permiten continuar con las actividades
y tender lazos sociales desde ( y/o gracias a ) una dimensión virtual. Se transformaron las experiencias; la disposición de prepararse, vestirse, y salir al encuentro con compañeros/as, amigo/as y familia se ven interrumpidas.
Mientras tanto persiste el mandamiento de la época, hay que producir, estudiar,
aprender, disfrutar, no perder tiempo etc. etc. etc.
Escuche por alli que estamos todos y todas navegando en un mismo mar, pero claro, en distintos barcos. Con palabras de Alicia Stolkiner, estamos elaborando un
proceso emocionalmente complejo. En él cada sujeto desplegará su repertorio pulsional, sus deseos, sueños, miedos, angustia, agotamiento, enojos, abulia, ilusiones, amor.
Relevantes en su rol en este contexto, me referiré a los y las profesionales del Ámbito de la Salud y Educación que navegan este mar, también.
Será preciso entonces re-situarnos en el hecho que la pandemia es el problema. A
partir de allí, articulando las nociones de transferencia y deseo fundamentales en
la praxis y valiéndonos de los elementos que nos ofrece la cultura se podrán generar espacios donde la palabra circule. Un andamiaje, apelando a la propia plasticidad como sujetos adultos ante las limitaciones que presenta la construcción
de lazos a través de una pantalla y la brecha digital.
En este sentido algunas propuestas como saltar a la soga, jugar a las escondidas,
recortar, pegar y otras, permiten que la familia participe y se integre por medio de
actividades, respetando sus tiempos y posibilidades. Una chance de aportar modalidades de promoción de valores, aprendizajes, sentidos, motricidad, al mismo tiempo que los niños y niñas se sientan acompañados en un espacio lúdico sin sobre-exigencias. Reconociendo su posición de niño/a, un lugar para crear.
De modo que este nuevo escenario que nos interpela, a la vez puede convocar a la construcción de proyectos y recursos en el camino de lo posible.
Aún no sabemos qué de esta nueva realidad será transitorio y que de ella se transformara en permanente. Por tanto, se tratará hoy y en adelante de reconocer
que vivimos una situación extra-ordinaria, que requerimos acomodarnos en esta coyuntura, estar a la altura de la-s subjetividad-es de la época, aunque no por ello
pretender resultados ambiciosos o actos sacrificiales.
